“Hay una cosa de la que nos tenemos que enamorar…
de las palabras. Porque quien ama las palabras ama la vida, ama el amor, ama lo que le rodea y todo en su entorno quiere ser atrapado por sus palabras. Ese sentimiento ha sido, durante siglos, reflejado de diferentes formas pero la principal de todas ellas: EN VERSO. Porque el verso es compañero de las desdichas y las alegrías, es cómplice y aliado, es refugio y cobijo para el que sufre de amor, es el medio más sensual para cantar a la vida, para “piar” que nadie puede arrebatarnos este tesoro: la poesía, nuestras palabras”. (ALL)

jueves, 26 de septiembre de 2013

"Antes del odio" de Miguel Hernández

ANTES DEL ODIO
Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y no abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor,
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Esperanza, mar, desierto,
sangre, monte rodador:
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante, y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.


No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.

Autor: Vivió entre los años 1910 y 1942 y sufrió las consecuencias de la Guerra Civil, de ahí que fuera encarcelado por sus ideas "libres" y republicanas. Murió en la cárcel, cuando se le ofreció la posibilidad de salir de ella si renunciaba a lo que había escrito. No lo hizo. Escribió desde muy joven y aprendió de forma autodidacta. Escribir le salía de dentro.
Comentario: Este poema pertenece al último poemario del poeta y fue escrito cuando estaba en la cárcel. Pero a pesar de estar allí encerrado, él lo expresa perfectamente en sus versos: "No hay cárcel para el hombre"; no había cárcel posible para un hombre con un corazón tan grande, tan grande que era capaz de sentirse libre "solo por amor".  Ese amor que proclamaba "antes del odio", de odiar sentirse solo y beberse él mismo su propio corazón en una copa.

sábado, 14 de septiembre de 2013

MIS OJOS, SIN TUS OJOS, NO SON OJOS de Miguel Hernández

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos.

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando cardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.


Autor:
Miguel Hernández nació en Orihuela. Desde muy pequeño tuvo que compaginar su vocación poética con su trabajo de pastor de cabras. Al estallar la guerra, se alistó como voluntario a favor de la causa republicana. Atravesó, en poco más de diez años de creación distintas etapas literarias que se relacionan, sin duda, con sus datos biográficos: muerte de su primer hijo, nacimiento del segundo cuando la guerra toca a su fin, su encarcelación...

Comentario:
He elegido este poema porque reconozco que es precioso, a la vez de triste. Porque la muerte de alguien que amas te hace cada vez más débil, te hace sentir que te falta lo más importante. Unos ojos, para mirarla. Unos labios, para besarla. Unos oídos, para escucharla. Un olfato, para olerla.