Igual que en un sepulcro me he encerrado
en tu eterno recuerdo, y en él vivo,
la frente entre las manos, pensativo,
evocando las glorias del pasado.
¿Será posible que un amor tan fuerte
se haya para mi amor desvanecido?
¡El amor es más fuerte que la Muerte,
y la Muerte más fuerte que el olvido!
Largas horas de espera... Eternidades
que llenan de ansiedad mis soledades.
Solo y soñando con tu amor me tienes;
solo y soñando con tu vuelta muero...
Si nunca has de venir, ¿por qué te espero?
Y si te espero aún, ¿por qué no vienes?
Autor: Francisco Villaespesa fue un poeta, periodista, dramaturgo y novelista andaluz que gozó en vida de una popularidad inmensa. Lo profano y lo bohemio, lo sensual, lo triste, lo febril y el decaimiento, lo preciosista y lo moroso tuvieron en él un intérprete genial. En ocasiones, la mera sonoridad verbal le arrastró al amaneramiento. Entre sus miles y miles de poemas podemos encontrar una gran inspiración y belleza, dignas de las más admirables del parnaso español.
Comentario: Este poema me parece precioso. Consigue expresar el sentir de su amor, ese amor que todos llevamos dentro y nos cuesta sacar a la luz, y sobre todo las preguntas que nos llegamos a plantear cuando nuestro amor parece inalcanzable.
“Hay una cosa de la que nos tenemos que enamorar…
de las palabras. Porque quien ama las palabras ama la vida, ama el amor, ama lo que le rodea y todo en su entorno quiere ser atrapado por sus palabras. Ese sentimiento ha sido, durante siglos, reflejado de diferentes formas pero la principal de todas ellas: EN VERSO. Porque el verso es compañero de las desdichas y las alegrías, es cómplice y aliado, es refugio y cobijo para el que sufre de amor, es el medio más sensual para cantar a la vida, para “piar” que nadie puede arrebatarnos este tesoro: la poesía, nuestras palabras”. (ALL)
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