“Hay una cosa de la que nos tenemos que enamorar…
de las palabras. Porque quien ama las palabras ama la vida, ama el amor, ama lo que le rodea y todo en su entorno quiere ser atrapado por sus palabras. Ese sentimiento ha sido, durante siglos, reflejado de diferentes formas pero la principal de todas ellas: EN VERSO. Porque el verso es compañero de las desdichas y las alegrías, es cómplice y aliado, es refugio y cobijo para el que sufre de amor, es el medio más sensual para cantar a la vida, para “piar” que nadie puede arrebatarnos este tesoro: la poesía, nuestras palabras”. (ALL)

lunes, 10 de junio de 2013

ORILLAS DEL DUERO- Antonio Machado

  ¡Primavera soriana, primavera 
humilde, como el sueño de un bendito, 
de un pobre caminante que durmiera 
de cansancio en un páramo infinito! 
    ¡Campillo amarillento, 
como tosco sayal de campesina, 
pradera de velludo polvoriento 
donde pace la escuálida merina! 
    ¡Aquellos diminutos pegujales 
de tierra dura y fría, 
donde apuntan centenos y trigales 
que el pan moreno nos darán un día! 
    Y otra vez roca y roca, pedregales 
desnudos y pelados serrijones, 
la tierra de las águilas caudales, 
malezas y jarales, 
hierbas monteses, zarzas y cambrones. 
    ¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía! 
¡Castilla, tus decrépitas ciudades! 
¡La agria melancolía 
que puebla tus sombrías soledades! 
    ¡Castilla varonil, adusta tierra, 
Castilla del desdén contra la suerte, 
Castilla del dolor y de la guerra, 
tierra inmortal, Castilla de la muerte! 
    Era una tarde, cuando el campo huía 
del sol, y en el asombro del planeta, 
como un globo morado aparecía 
la hermosa luna, amada del poeta. 
    En el cárdeno cielo vïoleta 
alguna clara estrella fulguraba. 
El aire ensombrecido 
oreaba mis sienes, y acercaba 
el murmullo del agua hasta mi oído. 
    Entre cerros de plomo y de ceniza 
manchados de roídos encinares, 
y entre calvas roquedas de caliza, 
iba a embestir los ocho tajamares 
del puente el padre río, 
que surca de Castilla el yermo frío. 
    ¡Oh Duero, tu agua corre 
y correrá mientras las nieves blancas 
de enero el sol de mayo 
haga fluir por hoces y barrancas, 
mientras tengan las sierras su turbante 
de nieve y de tormenta. 
y brille el olifante 
del sol, tras de la nube cenicienta!... 
    ¿Y el viejo romancero 
fue el sueño de un juglar junto a tu orilla? 
¿Acaso como tú y por siempre, Duero, 
irá corriendo hacia la mar Castilla?

AUTOR: Este poeta español, fue miembro tardío de la Generación del 98 y uno de sus miembros más representativos. Su obra inicial suele inscribirse en el movimiento literario denominado Modernismo.
La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. 

COMENTARIO:  He elegido este poema que su tema es la actitud de Antonio Machado ante la situación del paisaje castellano. Me gusta porque Machado describe el paisaje que está viendo, un día soleado, un monte alto a lo lejos, gente en el horizonte y las aguas del Duero.Y a partir de ahí, muestra su sentir ante esa tierra

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