Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Autor: En la poesía de Rubén Darío es fundamental la búsqueda de la belleza que se encuentra oculta en la realidad. El poeta tiene la misión de hacer accesible al mundo el lado inefable de la realidad. Enteramente inquieto e insatisfecho, codicioso de placer y de vida, angustiado ante el dolor y la idea de la muerte, pasa frecuentemente del derroche a la estrechez, del optimismo frenético al pesimismo desesperado, buscando en la vida misma la sensación de originalidad que se encuentra en la poesía.
Comentario: Este poema me gusta porque expresa la incertidumbre de toda persona, la gran pregunta que se plantea en los dos últimos versos. Todos quisiéramos conocer la respuesta, pero lo único que podemos hacer es vivir la vida tal como se nos presenta, superando dificultades y aceptando hechos. Aunque no todos nos sentimos a gusto con la vida tal y como es, por lo que nos proponemos el querer saber, conocer lo que nos rodea, avanzar más en el conocimiento para poder dar sentido a nuestra existencia.
Este poema es muy bueno,tiene bastante razón hay que vivir esta vida superando todos los obstáculos,aveces nos equivocamos pero el error es el mejor profesor,hay que saber cargar con las consecuencias y conseguir encontrar sentido a nuestra vida,ya que cada uno tiene una misión aquí.
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