Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...
Autora: La obra poética de Gabriela Mistral surge del Modernismo. La principal de sus características, tomada de Rubén Darío, es la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial.Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso en el que hace uso de referencias concretas al cristianismo.
Comentario: He elegido este poema porque me gusta la dulzura que posee. Es capaz de provocar una sensación de nostalgia en mí. Recuerdos de mi niñez vienen a mi cabeza y me hacen pensar en los dulces ''te quiero'' que le decia a mi madre y en los tiernos abrazos con los que me respondía.
http://www.poesi.as/gm240174b.htm
“Hay una cosa de la que nos tenemos que enamorar…
de las palabras. Porque quien ama las palabras ama la vida, ama el amor, ama lo que le rodea y todo en su entorno quiere ser atrapado por sus palabras. Ese sentimiento ha sido, durante siglos, reflejado de diferentes formas pero la principal de todas ellas: EN VERSO. Porque el verso es compañero de las desdichas y las alegrías, es cómplice y aliado, es refugio y cobijo para el que sufre de amor, es el medio más sensual para cantar a la vida, para “piar” que nadie puede arrebatarnos este tesoro: la poesía, nuestras palabras”. (ALL)
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