“Hay una cosa de la que nos tenemos que enamorar…
de las palabras. Porque quien ama las palabras ama la vida, ama el amor, ama lo que le rodea y todo en su entorno quiere ser atrapado por sus palabras. Ese sentimiento ha sido, durante siglos, reflejado de diferentes formas pero la principal de todas ellas: EN VERSO. Porque el verso es compañero de las desdichas y las alegrías, es cómplice y aliado, es refugio y cobijo para el que sufre de amor, es el medio más sensual para cantar a la vida, para “piar” que nadie puede arrebatarnos este tesoro: la poesía, nuestras palabras”. (ALL)

viernes, 31 de mayo de 2013

Despierta, tiemblo al mirarte - Gustavo Adolfo Bécquer

Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte.
Por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.

Despierta ríes, y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
—¡Duerme!

Despierta miras, y al mirar tus ojos
húmedos resplandecen,
como la onda azul en cuya cresta
chispeando el sol hiere.
Al través de tus párpados, dormida,
tranquilo fulgor vierten,
cual derrama de luz templado rayo
lámpara transparente.
—¡Duerme!
Despierta hablas, y al hablar, vibrantes
tus palabras parecen
lluvia de perlas que en dorada copa
se derrama a torrentes.
Dormida, en el murmullo de tu aliento
acompasado y tenue,
escucho yo un poema que mi alma
enamorada entiende.
—¡Duerme!
Sobre el corazón la mano
me he puesto por que no suene
su latido y de la noche
turbe la calma solemne.
De tu balcón las persianas
cerré ya por que no entre
el resplandor enojoso
de la aurora y te despierte.
—¡Duerme!

Autor: 
Ya lo he nombrado en el poema anterior.

Comentario:
Otro de tantos poemas que me gustan de este autor. En este habla sobre el despertar y el adormecerse de su amor. En donde el está siempre a su lado. Me ha encantado sin duda.


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