No volver a soñar más que en lo mismo
para tejer el hilo de los tiempos
que tal vez fueron milagrosos.
O acaso no existieron,
sino en la mente de quien los pensó.
Ese arrullo que escuchas
no es el del mar de entonces;
aquel calló con las ausencias,
o bien se hundió lejano
y se perdió en la espuma de otros mares.
No son los mismos, nunca.
Cada uno se acerca a sus orillas,
diversos todos, todos únicos
en el rozar del agua con su tierra;
y cada tierra con su mar se duerme
o al levantar el sol con él se alza.
Pero distintas, diferentes,
las tierras lejos, las de cerca,
tienen su propio mar que las arrulla
y con diverso pálpito respiran.
Como es otra la música
que en su bajar nos llega
del infinito mar de las constelaciones.
Y así vamos de mares y de orillas
al límite final que nos espera.
Autor: Poeta cubano, inseparable, por contenido y vocación, de la gran literatura cubana del siglo XX. Su técnica está hecha de sutilezas y cadencias musicales. Se le ha clasificado dentro de la corriente vanguardista.
Comentario: Hemos escogido este poema porque habla sobre los sueños y los recuerdos, por la gran variedad de ellos que pasan por nuestra vida. Cada uno es único, cada uno es un momento, un sentimiento en cada persona. El mar es como si fueran los recuerdos y los sueños, mientras que la tierra es una persona, cada uno de ellos distinto, provocando sensaciones distintas.
Carmen López y Paula Bueno
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